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Vestimentas litúrgicas de la orden dominica en Chile

Casulla

En contraste con las ropas que llevamos a diario –cuya forma varía dependiendo de las necesidades de abrigo, la condición social de quien las viste y, sobre todo, los caprichos de la moda–, el vestuario religioso se ha mantenido prácticamente inalterable por largos siglos. Su utilización en el culto quedó fijada en el siglo VI y, desde entonces, el único gran cambio que ha sufrido ocurrió en 1965, cuando el Concilio Vaticano II resolvió –como parte de una serie de medidas tendientes a acercar la liturgia a los fieles– promover el uso de una indumentaria más práctica y austera

Con la introducción de la reforma, muchas de las prendas que hasta ese momento vestían los sacerdotes para oficiar el culto cayeron en desuso y, con el tiempo, pasaron a convertirse en objetos patrimoniales. Un notable ejemplo de ello lo constituye la colección textil del Museo Histórico Dominico, un conjunto de cautivante belleza que hoy puede ser admirada por el público e interrogada por los investigadores, como testimonio material de antiguas prácticas rituales y simbólicas.

Características de la colección

El Museo Histórico Dominico conserva casi medio millar de piezas textiles pertenecientes a la Orden de Predicadores de Chile, confeccionadas entre los siglos XIX y principios del XX. El conjunto –que comprende más de 360 piezas de vestimenta y 90 ornamentos litúrgicos– permite conocer cómo era la indumentaria que vestían los sacerdotes antes de la reforma introducida en 1965.

Los principales componentes del traje litúrgico son la casulla, la dalmática y la capa pluvial, prendas que –salvo ligeras variaciones– presentan cortes estandarizados, que buscan disimular la anatomía del oficiante a fin de exaltar su espiritualidad. La diferenciación entre un ejemplar y otro viene dada, más bien, por el uso de distintos materiales –generalmente, telas suntuosas y de gran peso, como terciopelos, damascos, brocados y rasos– y elementos decorativos de gran elaboración en los que se plasmaban los motivos simbólicos propios de la iconografía cristiana. 

Entre las piezas de la colección destaca el llamado «Conjunto Inaugural», traje que consta de 16 piezas confeccionadas en Europa especialmente para ser usadas en la primera misa celebrada en la iglesia de la Recoleta Dominica, el 25 de noviembre del año 1882. Para su confección se utilizó tela de seda amarilla entretejida con hilos de oro, bordada con hilos metálicos y de seda en distintos colores, y guarnecida con aplicaciones de terciopelo, cordones de oro entrefino, lentejuelas y galones dorados.

Materialidad y simbología

El análisis material de la colección textil del MHD permitió identificar piezas fabricadas en terciopelo de seda, damasco, raso, tisú y brocado, algunas de las telas más comúnmente empleadas para la confección de indumentaria litúrgica durante el período mencionado. 

En lo que se refiere al repertorio cromático, cada una de las prendas –al igual que su respectivo conjunto– luce un color preponderante, asociado a un determinado momento del año eclesiástico según la paleta fijada por el calendario litúrgico. Dentro de la colección están representados el rojo, verde, morado, negro, blanco, rosa, plateado y dorado.

Los bordados que decoran las vestimentas despliegan distintos elementos del imaginario cristiano: algunas piezas presentan monogramas o atributos de Cristo, la Virgen María o los santos; otras lucen motivos zoomorfos, como el cordero –figuración mística del sacrificio– o la paloma, símbolo del Espíritu Santo; por último, varios ejemplares recurren a alegorías vegetales como la rosa –asociada a la advocación mariana de la Rosa Mística–, el trigo y la vid. 

Todos estos elementos –los costosos materiales y laboriosas técnicas de confección, la elección del color, los motivos iconográficos– configuran un lenguaje visual que, por siglos, sirvió como uno de los principales mecanismos para transmitir la doctrina católica, simbolizar el poder divino y despertar el fervor de los fieles.

Descarga el artículo completo "Las vestimentas litúrgicas del Museo Histórico Dominico: forma y simbolismo en función de la fe", por Verónica Menares y Daniela Castillo.